PARÍS (EUROLATINNEWS) - Assaf Granit no es sólo un chef. Es un narrador de historias, un transmisor de memoria, un artesano de emociones. En su libro “Beber, comer, vivir”, el Chef estrella Michelin israelí abre las puertas de su mundo íntimo, sensorial, casi místico.
Más que una colección de recetas, su obra es una declaración de amor a la vida, a la familia y a la herencia culinaria que lleva como una antorcha. Con una sinceridad que desarma, Granit relata su recorrido, comparte sus inspiraciones y ofrece su visión de la cocina como acto de transmisión y comunión.

La infancia como matriz sensorial
"Mi pasión por la cocina nació mucho antes de saber expresarla. Me la transmitieron las mujeres de mi familia, los aromas del mercado, los platos que preparamos con cariño, en silencio o cantando'", nos dice el Chef Granit durante la firma de su libro en París.
Desde las primeras páginas, Assaf Granit sumerge a su lector en las bulliciosas calles de Jerusalén, donde se formó su palacio, donde la diversidad de culturas se entrelazaron en las vasijas. En casa, la cocina empieza con el olfato. Recuerda el comino en los platos de su abuela, el chisporroteo del aceite de oliva, el pan caliente recién salido del horno, la dulzura de la tahina en los dedos de los niños.
Lejos del aprendizaje académico, es a través de gestos transmitidos de generación en generación que Granit ha aprendido a respetar el producto y escuchar el material. Este vínculo visceral entre la memoria emocional y la creación culinaria recorre todo su libro. Cada receta lleva dentro un recuerdo, una emoción, una voz del pasado.

Visión de la mesa como una puesta en escena de conexión
"Comer no se trata solo de nutrirse. Se trata de sentarse juntos, escucharse, hablar. Se trata de crear un momento suspendido en el tumulto del mundo", nos explica.
Para Granit, la mesa es un lugar sagrado. Reúne, reconcilia, celebra. Lejos de cocinas rígidas o elitistas, reivindica un enfoque vivo, amigable y cálido.
En “Beber, comer, vivir”, las recetas suelen ir acompañadas de una anécdota: una comida de Shabat en familia, una animada discusión entre amigos, un descubrimiento culinario durante un viaje.
Su credo: la sencillez al servicio de la autenticidad. "Prefiero un plato imperfecto, pero preparado con cariño, que un plato perfecto, pero sin alma", subraya Granit . Esta filosofía se refleja en las páginas del libro, donde los platos, aunque elegantes, nunca buscan impresionar. Dicen la verdad.

Preservando lo ancestral, reinventando el patrimonio
"Uno de los principales retos del libro es mostrar cómo la tradición y la modernidad pueden coexistir con gracia. La cocina es un lenguaje. Si no lo adaptamos, muere. Pero si lo traicionamos, nos extraviamos", enfatiza el Chef isreali.
Granit explora la herencia culinaria de Oriente Medio, desde la cocina asquenazí hasta la de las comunidades árabes, incluyendo influencias otomanas, persas y mediterráneas. No busca fusionarlos, sino hacerlos dialogar. Cada receta se convierte en un homenaje, pero también en un acto de creación.
Su libro presenta platos icónicos como el hummus, el sabich, las albóndigas de pescado y las verduras rellenas. Pero siempre vienen con un giro, un ingrediente inesperado, una presentación atrevida. Un poco como un poema que respeta la rima pero juega con el ritmo.
"Mi misión es mantener vivas las recetas de mi abuela, pero con las herramientas y la sensibilidad de mi época. En eso consiste el legado: respeto por el pasado, pero con las manos en el presente", acota.

Un libro como experiencia sensorial
Lo que llama la atención de la primera lectura de “Beber, comer, vivir” es su estética. El libro está concebido como un objeto sensorial, a la vez táctil, visual y casi sonoro. Las fotografías no están congeladas: vibran. Muestran manos en acción, mesas animadas, comida aún en transformación. Casi podemos oír las risas, el tintineo de los vasos, el crepitar de las estufas.
Los textos de Granit están impregnados de gran poesía. Escribe como cocina: con espontaneidad, generosidad y precisión. Cada capítulo se estructura en torno a un momento de la vida –una llamada de atención, una fiesta, un encuentro– y las recetas asociadas a él forman una historia culinaria íntima.

Este no es un manual. Es una invitación.
Un líder ciudadano global
Assaf Granit es hoy una figura internacional. Con restaurantes en Jerusalén, Londres y París (entre los que destaca el Shabour, galardonado con una estrella Michelin), encarna a una generación de chefs cosmopolitas pero con raíces. Afirma su identidad plural y ve la cocina como un lugar de diálogo entre culturas.
“La comida puede unir lo que la política separa”, afirma.
En su libro, esta visión humanista se traduce en una apertura constante: a los demás, a lo desconocido, a la sorpresa. Se interesa por los ritos culinarios de otras culturas con curiosidad y respeto. Se nutre de la cocina bereber, levantina, griega y africana, creando gestos y sabores que reinventa con delicadeza.
Esta dimensión política, en el noble sentido del término, da profundidad adicional a “Beber, comer, vivir”. Granit nunca habla sólo de comida. Habla de raíces, de exilio, de transmisión, de vínculos rotos o redescubiertos.
Citas que dejan huella
A lo largo del libro, ciertas frases resuenan mucho después de la lectura :
«Cocino para no olvidarme.»
“El gusto es un recuerdo que habla más fuerte que las palabras. »
“Hay platos que curan mejor que cualquier medicina. »
“Cocinar es el arte de amar al otro con las manos. »
Beber, comer, vivir: en este orden comprendí cómo resistir la brutalidad del mundo.
Con “Beber, comer, vivir”, Assaf Granit ofrece una obra que refleja su imagen: generosa, sensible, sincera. Entramos como en una cocina viva, llena de voces, de recuerdos, de emociones. Nos quedamos por las recetas, por supuesto, pero sobre todo por lo que cuentan: una historia de amor entre un hombre, su cultura y el mundo.
Es un libro que te deja con hambre. Hambre de vivir, hambre de amar, hambre de compartir. Un libro vivo, vibrante y esencial. Próximamente será traducido a otros idiomas por su casa editorial internacional el grupo Hachette.
Assaf Granit no es solamente conocido por su labor culinaria sino también por su compromiso humanitario haciendo voluntariado como cocinero en zona de conflicto. Como él mismo describe su trabajo, todo hecho con amor.
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