Fotografía:
PRIMERA EXPOSICION INDIVIDUAL PERUANA EN INSTITUTO CERVANTES

Por Paola SANDOVAL, Corresponsal en Europa
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PARIS (EUROLATINNEWS) - El Instituto Cervantes de París inauguró una exposición fotográfica única que destaca el trabajo del joven David Díaz Gonzáles sobre la huella imborrable de su comunidad natal, el pueblo indígena Shipibo- Konibo, de la Amazonía peruana.
El acto estuvo presidido por el director del Instituto Cervantes de París, José-María Martínez Alonso, y el Embajador de Perú en Francia, Rolando Ruiz Rosas.

Esta exposición, titulada "Shipibo-Konibo: Retratos de mi Sangre", es particularmente significativa, ya que marca la primera vez que un artista peruano presenta una exposición individual en los prestigiosos salones de esta prestigiosa institución.
A través de 25 fotografías en blanco y negro, Díaz Gonzáles ofrece una inmersión profunda en la vida cotidiana de los Shipibo-Konibo, un pueblo indígena cuyos orígenes se remontan a más de 3.000 años. Habitan las riberas del río Ucayali, cerca de la localidad de Pucallpa, Perú. Hoy en día, esta comunidad cuenta con alrededor de 32.000 miembros repartidos en 150 aldeas.

David Díaz Gonzáles, nacido en 1992 en la comunidad nativa de Nuevo Saposoa, es uno de los descendientes de este pueblo rico en tradiciones culturales y espirituales. Su proyecto fotográfico, titulado “Retratos de mi Sangre", es un intento sincero de documentar y preservar la memoria de su comunidad a través del arte de la fotografía.
l de 2025, es fruto de una colaboración entre el Instituto Cervantes de París y el Centro Cultural Inca Garcilaso. Ya se ha presentado en espacios tan prestigiosos como la Casa de América de Madrid y en el IX Congreso Internacional de la Lengua Española de Cádiz en 2023. La inauguración en París contó con numeroso público, formado por aficionados a la fotografía, miembros de la diáspora peruana y personas curiosas deseosas de descubrir una faceta poco conocida de la Amazonía peruana.

Al entrar en la sala de exposiciones, el visitante es recibido por un ambiente íntimo y respetuoso. Las fotografías, impresas en papel de alta calidad y montadas en soportes discretos, están dispuestas para guiar al espectador a través de un viaje visual al corazón de la cultura Shipibo-Konibo. Cada imagen va acompañada de un título bilingüe (francés y español), que proporciona información contextual sobre la escena o persona representada.
Los retratos captados por Díaz Gonzáles están impregnados de una profunda humanidad. Muestra a miembros de su familia y amigos, vestidos con trajes tradicionales, realizando sus tareas cotidianas o participando en rituales ancestrales. Estas imágenes no son meras representaciones estéticas sino que sirven como documentos históricos, dando testimonio de tradiciones y formas de vida que corren el riesgo de desaparecer ante la modernidad galopante.

Una de las fotografías más impactantes de la exposición muestra a una anciana sentada frente a su casa de madera, tejiendo un intrincado patrón sobre tela. Su mirada, orgullosa y melancólica a la vez, parece contar historias de generaciones pasadas. Otra imagen impactante muestra a un grupo de niños jugando junto al río, con su risa congelada en el tiempo, simbolizando la inocencia y la alegría de la infancia dentro de la comunidad.
La elección del blanco y negro por parte del fotógrafo no es casual. Según él mismo, esta paleta simplificada resalta los contrastes y las texturas, al tiempo que otorga atemporalidad a las escenas capturadas.También invita al espectador a centrarse en las expresiones y emociones de los sujetos, sin distraerse con la viveza de los colores de la Amazonia.
Según explica David Díaz Gonzáles “el pueblo Shipibo-Konibo tiene una cultura dinámica, que está pasando por un período de transición, y muchas cosas cambiarán en los próximos años"
"Es por esto que siento que es hora y es mi responsabilidad documentar estos cambios y manifestarlos a través de la fotografía. Utilizo mi herramienta de trabajo para preservar la memoria de mi pueblo", añade.
Este enfoque de conservación es aún más crucial porque muchas comunidades indígenas de la Amazonia enfrentan grandes desafíos, como la deforestación, la aculturación y las presiones económicas. Al documentar la vida de su comunidad, Díaz Gonzáles no sólo contribuye a la preservación de su patrimonio cultural, sino que también sensibiliza al público internacional sobre las realidades y los desafíos que enfrentan los pueblos indígenas.

La exposición también se enriquece con la proyección de un vídeo en blanco y negro, que ofrece una visión dinámica de la vida cotidiana de los Shipibo-Konibo. Este vídeo, de unos quince minutos de duración, alterna escenas de rituales, momentos de trabajo artesanal y momentos de convivencia familiar. Permite a los visitantes adentrarse más en el mundo de la comunidad, además de fotografías estáticas.
La trayectoria de David Díaz Gonzáles como fotógrafo es notable. Habiendo adquirido su primera cámara hace sólo ocho años, rápidamente desarrolló un talento innegable para capturar momentos auténticos y conmovedores. En 2021, recibió una beca de la Amazon Rainforest Journalism Foundation del Pulitzer Center por su investigación fotográfica sobre la deforestación causada por asentamientos menonitas en las comunidades de Masisea, Ucayali. Este reconocimiento fortaleció su determinación de utilizar la fotografía como medio de documentación y concientización.

En 2023, su exposición "Shipibo-Konibo: Retratos de mi Sangre" fue galardonada con el Premio Luces a la mejor exposición fotográfica, otorgado por el diario peruano El Comercio. Este reconocimiento confirmó la importancia de su labor no sólo para la comunidad Shipibo-Konibo, sino también para la escena artística y cultural peruana e internacional.

La exposición en el Instituto Cervantes de París no se limita a un simple testimonio fotográfico: se inscribe en un enfoque más amplio de reconocimiento y promoción de las culturas indígenas de América del Sur. A través de sus imágenes, David Díaz Gonzáles nos recuerda que los pueblos indígenas son los guardianes de un conocimiento ancestral y de una profunda conexión con la naturaleza, una conexión que hoy se ve amenazada por la deforestación, la urbanización y la globalización.
Al dar visibilidad a la cultura Shipibo-Konibo en el corazón de una de las capitales culturales del mundo, "Shipibo-Konibo: Retratos de mi sangre" se convierte en un acto de resistencia y preservación. La exposición no sólo conmueve, desafía, cuestiona e invita al espectador a repensar su relación con estas comunidades a menudo marginadas.
La obra de David Díaz Gonzáles muestra poderosamente que la fotografía es mucho más que un arte: es una poderosa herramienta de memoria y transmisión, capaz de rendir homenaje a un pueblo, a sus tradiciones y a su profunda humanidad.

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